domingo, 28 de noviembre de 2010

Aquello que me falta - Tercer Lugar Compartido










¿Cómo escapar de la realidad que nos toca? Vivimos caminando de la mano de muchas personas amadas, pero… ¿Cómo seguir cuando alguien se suelta? La cadena de personas se desarma, se produce un desequilibrio. Ocurre un vacío imposible de llenar. Podemos tapar ese hueco con capas frágiles de alegría pero cuando lo pisamos caemos en él nuevamente.
Por experiencia sé que ninguna persona es imprescindible. Podemos seguir viviendo, pero obviamente no de la misma forma.
Y creo que yo, todavía no encontré la manera de vivir sin aquello que me falta. Por eso es que intento escapar.
Llevo una vida rutinaria, lleno mis espacios de actividades que ocupen mi tiempo, y así logro no pensar demasiado en el pasado.
Pero no soy suficientemente fuerte para seguir con lo que el destino puso en mi camino, o mejor dicho, con lo que me quitó. Sé que ya no habrá un reencuentro.
Vivir  se hacía cada día más difícil. Mi cuerpo estaba a punto de detonar. Aquella noche recordé las palabras que un amigo me había regalado junto con aquella sustancia a la que llamaba “mágico”. Él dijo: “… a mí me ayuda a olvidar cada día las penas de amor, me lleva a otro mundo, saca de mí lo que soy y lo que siento”.
Yo sabía que no era lo mejor, pero no tenía más opción, así no podía continuar.
Y seguí los consejos de mi amigo.
Mi cuarto no era mi cuarto… Corrí al baño… Mi baño no era mi baño… Me miré al espejo… Yo no era yo… La noche había dado paso al conjuro anunciado. Olvidé, pero solo por un momento.
Quizás en pocas horas, seguiré viviendo con aquello que me falta.

AYELÉN CAPORICCI