domingo, 28 de noviembre de 2010

La violinista










Tenía una vida perfecta, se levantaba todos los días temprano, tomaba el desayuno, luego se iba a realizar actividades físicas su lugar era envidiable, realizaba las compras, regresaba a su casa a almorzar, dormía, luego tomaba  sus exitosas clases de violín, se paseaba por el centro cenaba y volvía a su vivienda a descansar.
Siendo la más envidiable por todas las mujeres y la más deseada por todos los hombres su  vida terminó rotundamente de un día para el otro. No despertó más sobre su cama.
No había pistas, afirmaba el oficial y opinaba que había sido una coartada perfecta. Lo único, unos pequeños pelos de animal de color negro.
Fue todo por el engaño, opinaron los vecinos, esta exitosa violinista engañaba a su amiga con su marido.
Pero lo más curioso era que ni la violinista ni su amiga poseían mascotas.
El investigador decidió allanar la casa de los vecinos porque el caso de la amiga asesina había quedado descartado, más curioso fue ver que ninguno de los vecinos  las poseían. Faltaba una última casa: la amiga más grande del barrio. La señora se llevaba muy bien con la violinista, opinaba que era muy buena persona.  También hizo comentarios que resultaron ser innecesarios para el investigador sobre sus hijos, marido y sobre su viejo almacén. Cuando el investigador se retiraba vio pasearse a un gato negro de habitación a habitación. El misterio estaba llegando a su fin.
Decidió volver a la casa de los vecinos anteriores y les comentó sobre el almacén de la anciana, ellos le comentaron que la violinista había estafado a la anciana con una gran deuda en su almacén y entonces el detective descifró que la anciana era la autora del crimen.

MATÍAS MELONI