domingo, 28 de noviembre de 2010

¿El dolor hace justicia? - Tercer Lugar Compartido










Ellos tuvieron el poder por años. Me condené a vivir durante mucho tiempo bajo mi debilidad o tal vez en la inocencia de creer que con tan sólo un puño levantado lograrían que mis sueños estuviesen atados a sus patéticos pensamientos, haciéndolos casi insignificantes.
Pero mis deseos fueron más fuertes.
Siempre me sentí inferior e incapaz de imponer al menos una idea, creo que a eso lo impuso mi padre, pero de una manera no tan vulgar, a los golpes….
Mamá y yo éramos víctimas de su impotencia masculina, cuando él se transformaba, nos quedábamos esperando que su mano quedara marcada en nuestro cuerpo, sin hacer nada al respecto.
Cuando mi madre murió le prometí que mi historia iba a dar un giro inesperado cuando me casara con el hombre que creía perfecto, teniendo en cuenta que para mí eso era muy fácil de conseguir ya que mi felicidad a esta altura no era de mayor importancia.
Pero no, sólo hice repetitiva la triste realidad.
No iba a soportar repetir la anterior, no iba a nacer y morir bajo la misma situación. Pude librarme de aquel pasado frustrante, y no quería que mi presente se convirtiera en lo mismo de ayer.
Lo denuncié, pero en este país la justicia llega demasiado lento, al igual que tantas otras cosas.
Un día ella llegó….pero en mis propias manos, acompañada del sueño de ser feliz.

MACARENA PRONOTTI