domingo, 28 de noviembre de 2010

En nombre del amor










Pensé que seria  imposible sufrir tanto por amor, pero supongo que la  vida es así. Con palabras elegantes se encargó de conquistarme y de que no dudara ni un segundo en entregarme  completamente.
Dejó que lo adorara, me pintó ese mundo maravilloso que todas queremos escuchar y yo, loca por el, me convertí en el payaso de su circo privado. Él se divertía y yo sufría, así era su sucio juego.
Pero el amor se paga con amor y en la vida todo vuelve.
El tiempo hizo lo suyo y el turno le llegó.
El morocho de perfume embriagante que nunca lloró por una mujer, se enamoró y obviamente no de mí.
A mí me quedó una habitación desnuda, una última caricia que no sonó sincera y un amor inmenso que me dolió pero logré superar.
Me abandonó sin decir ni una palabra. Se fue con ella y yo nunca más tuve noticias hasta hace unos meses atrás, cuando lo encontré llorando en la puerta de casa.
Se había dado cuenta de lo que había perdido por una ilusión, un desliz, pero era tarde, era el momento en el que yo tenia que hacerme valer y hacerle saber que este amor, de a poco, se olvidó.

DAHYANA TORREGIANI