jueves, 25 de noviembre de 2010

Una carta asesina - Mención de Honor









Edgard jugaba con su amigo Jacob, a los naipes y le dijo:
_ ¡Ya me cansé! Siempre tenemos que jugar al mismo juego.
_ ¡Tenés razón!
 Entonces los niños exclamaron:
_ ¡Juguemos a la canasta!
Los chicos, contentos., empezaron el juego, pero escucharon voces extrañas que no sabían de dónde salían.
Jacob, asustado, se fue a su casa y Edgard, quedó solo y sorprendido, escuchando voces.
Y en un momento:
_ ¡Hey Trébol, nueve, rojo, vení para acá, ladrón!
Edgard dijo:
_ ¡Pero qué voz tan informal! ¡Ay, no! ¡Qué es lo que veo!
Edgard, impresionado por ver una carta escapando del naipe decide hablarle sin cobardía y le dice:
_ ¡Hola, qué tal, soy Edgard!
_ ¡Hola Edgard! Soy el corazón, rojo, tres.
_Sí, me di cuenta, ¿qué haces por acá?
_Nada… escapando. ¡Adiós!
_No, no te vayas, ¡por favor! ¡No tendré con qué jugar!
Edgard la notó rara y por sus ojos, cuerpo y brillo se dio cuenta de que estaba poseída. De repente fue al patio donde vio que la carta del corazón rojo, tres, estaba jurando venganza contra el trébol, nueve, rojo, Y el maldito rojo, corazón, tres le arrancó un pedazo de papel, su piel.
Edgard corrió hacia ellos y como tenía un líquido de magia en su cuarto lo fue a buscar y se lo dio a asesino. Él despertó y se arrepintió de todo corazón y Edgard llorando dijo:
_ ¡No, mi madre no creerá esta historia y a su mazo de cartas le faltará una! ¡Va a matarme!

CAROLINA COLOMBA