domingo, 28 de noviembre de 2010

Interrupciones - Mención de Honor












Cuatro días y tres noches tardamos para llegar a Jamaica, vacaciones soñadas para todo el grupo familiar.
Días, horas, meses de trabajo, sin momento de ocio, salvo cuando llegaba la hora de acostarse y dormir hasta la madrugada siguiente, pues el trabajo demandaba levantarse temprano.
Pero todo eso quedaba atrás, porque ahora estábamos ahí descansando.
Era época de verano mi familia y yo alquilamos una casa y entre todos ayudamos y acomodamos las cosas, barrimos, lavamos los pisos, todo había quedado impecable.
Dispusimos darnos un recreo y comer sándwiches que mama había realizado antes de partir.
Ya en el crepúsculo de la tarde, encendimos las luces y nos preparábamos para la cena. Estábamos por sentarnos a la mesa, cuando golpearon la puerta, era muy raro, porque era un descampado y casi nadie vivía cerca, creímos, entonces que alguien perdido venía a pedir ayuda.
Abrimos la puerta pero nadie se hallaba del otro lado.  Durante varias noches pasó lo mismo.  Todo era un misterio. Luego comenzaron a aparecer diferentes huellas en todos los rincones de la casa entonces llamamos a un detective muy conocido Juan Córdoba. Rastrilló todo la casa, los ruidos provenían del sótano.
Descubrió que eran espíritus, que querían encontrar un momento de paz y descanso; ellos estaban encerrados allí abajo y no podían liberarse.
Gracias a mi familia, la casa  volvió a ser pura como hace mucho tiempo, y abrió sus puertas para que una nueva familia inundase de felicidad,  ese hogar alquilado.

ANTONELLA GOMILA