Una tarde, con amigos nos fuimos de viaje con el papá de uno de ellos a las Cataratas del Iguazú. Llevamos una carpa, una canoa, una canasta con comida y muchas cosas más. Una vez instalados en el lugar, comenzaron las actividades.
La primera travesía que realizamos fue pasar con la canoa por debajo de la cascada.
La segunda, acampar en el bosque. Y esa misma noche pasó lo peor.
Eran las 22:00 y cenamos; al rato, salimos a recorrer. Arrancamos y vimos una víbora. Por lo visto parecía muy peligrosa, pero el más corajudo llamado Nicolás, se acercó y la acarició. La víbora era inofensiva. Nada malo ocurrió pero el susto nos quedó.
Fuimos a la carpa y nos dormimos.
A la mañana siguiente, nos levantamos y regresamos un poco más grandes, a Leones.
IGNACIO JUÁREZ
