domingo, 28 de noviembre de 2010

Una historia muy lejana













Érase una vez, una historia muy lejana allá por los años cuarenta. Se trataba de una doña llamada Juana. Era una persona muy pero muy especial, porque al nacer su vida fue cambiada, en fin su abuela Ana  le otorgó al venir al mundo poderes.
Joja, era su nombre, vivía en una cabaña aislada de la ciudad, rodeada de muchos árboles casi como un bosque. Al salir la luna, todas las noches la abuela iba a la montaña a buscar a “Diablo”, su caballo alado. Con él viajaba a la ciudad a recoger alimentos, pero claro que no era muy fácil porque Diablo era carnívoro.
Un martes “13”, de luna llena, ella y su grandioso animal retomaron la rutina de siempre. A la bestia, se le había antojado cenar un hombre. Por supuesto enseguida Joja sacó su iluminada varita y cumplió su antojo. Capturaron a una persona, la llevaron a la cabaña y sin dudarlo en un segundo estaba en un caldero. La casi bruja porque por su aspecto físico no lo parecía colocó debajo de la olla grande, unos trozos de leña y encendió el fuego.
Mientras se calentaba el agua, se fue a su dormitorio para charlar con su espejo mágico. Después de quince minutos regresó, le puso una pizquita de sal al agua y removió.
Cenaron a la luz de la luna y pensaron en que si alguna vez volvían  a comer carne preferían que fuese de animal y no de humanos……mmm aunque pensándolo bien hay que comer lo que hay y agradecerle a Dios que por lo menos para comer tienen en cambio algunos no.


GISELA GARCÍA