domingo, 28 de noviembre de 2010

Un secreto en la escuela










Hace dos días comenzaron  en la escuela dos gemelos, Sara y Edgard. Son chicos muy buenos, entre ellos se llevan muy bien. Nos pareció algo raro, son muy pálidos, viven en el bosque. Hoy fueron mis amigas a mi casa y les conté que Sarah había  entrado conmigo al baño y no veía  su reflejo en el espejo. Son adolescentes muy raros exclamamos a coro, una de mis amigas, Jennifer, nos dice que son vampiros, también que vio marcas extrañas de sangre en sus útiles.
 Era un grandioso misterio para resolver. Aprovechamos el fin de semana y nos internamos en el bosque para encontrar su casa. Después de caminar durante horas, encontramos una más tenebrosa que la que se hallaba en la feria, entramos y vimos un pasillo interminable de cuadros, todos de sus antepasados vampiros. Cuando salimos era de noche, vimos bajar a cuatro personas de un auto y entraron corriendo la casa, como temiéndole  a la luz de la luna. Quisimos encender una vela para poder ver y se apagó, justo en el instante aparecen los vampiros y nos preguntan si queremos quedarnos a cenar, Jennifer pregunta ¿Qué habrá de cenar?  Y los vampiros dicen a coro:
_ ¡Ustedes!
Todos salimos corriendo para lados diferentes. Nos encontramos  en el camino para ir al pueblo, y no dejamos de hablar hasta que llegamos.
El lunes cuando llegamos los  gemelos vampiros no se presentaron.
Una semana después recibimos una carta, se fueron a vivir a Inglaterra.
Nunca más se supo de ellos, pero, a veces siento que nos están vigilando para saber si revelamos su secreto.

MARTINA ROSSO