jueves, 25 de noviembre de 2010

Las hadas de los sueños - Mención de Honor










Había una vez una niña llamada Jeimy.
Un día cuando ella estaba en el jardín cortando flores, vio una luz brillante.
Cuando ella quiso acercarse para ver qué era, su madre la llamó y le dijo: _Ven, vamos a almorzar. Jeimy, sin prestar atención dio la vuelta y se fue.
Al día siguiente, la niña fue de vuelta al jardín a ver qué era esa luz, cuando se asomó entre los arbustos vio un árbol mágico. Se acercó y se sorprendió con lo que vio dentro de él, salió corriendo para contarle a su mamá pero cuando quiso irse se le acercaron  y les dijeron:
_No digas nada de lo que has visto y nosotras seremos tus amigas por siempre. Jeimy les respondió:
 _Bueno no diré nada pero ustedes dejarán que las venga a visitar todos los días.
_ Y las hadas le dijeron:
 _Sí, claro pero ven sin que nadie te descubra.
Una semana más tarde Jeimy iba al árbol a visitar a las hadas, su nana la persiguió para ver a dónde se dirigía: subió al árbol y la vio junto a las hadas.
La niña vio a su nana que la había descubierto y quiso alcanzarla pero no pudo. La nana llamó a los padres y les dijo lo ocurrido, ellos fueron a ver si era verdad o no, y sí, era verdad.
Al día siguiente Jeimy quiso ir de vuelta para explicarles a las hadas lo que había pasado pero ellas ya no estaban, se habían desvanecido poco a poco.
A la mañana siguiente la nena despertó, ya era una señorita de 26 años que había vivido en un mundo desconocido y mágico de lo normal.
Y aunque nunca más desde ese mañana las volvió a ver, toda su vida las llevó en su corazón.

ROCÍO GUARINO